Hablar de riesgos puede generar cierta incomodidad, o incluso miedo, dentro de la rutina de las empresas. Esto se debe a que, al abordarlos, nuestra memoria pronto remite a situaciones caóticas y muy complicadas de resolver. Pero lo cierto es que cualquier proyecto o actividad que realizamos a diario, sea en la rutina laboral o en nuestra vida personal, tiene algún riesgo inminente. El secreto está en saber manejar y anticiparse a las situaciones antes de que se salgan de control. En otras palabras, hacer una buena Gestión de Riesgos.
La Gestión de Riesgos es un conjunto de actividades que auxilia en la gestión y control de posibles amenazas a una empresa, para que la organización no se vea afectada negativamente por el escenario.
Este es uno de los métodos que más ha ayudado a las empresas a hacer frente a las incertidumbres y aporta más fluidez a los proyectos. Esto se debe a que mapea amenazas y ayuda a desarrollar estrategias de prevención. Y, cuando una situación se sale de control, la Gestión de Riesgos puede indicar los siguientes pasos a seguir por los equipos y empleados.
¿Cuáles son los beneficios de la Gestión de Riesgos?
Es importante resaltar que, independientemente del tamaño de la empresa, realizar la gestión de riesgos es fundamental para el futuro de la empresa, ya que solo trae beneficios a los equipos. Entre ellos destacan:
- La eliminación o reducción de pérdidas financieras;
- Optimización de recursos y procesos;
- Rentabilidad;
- Mejorar la gobernanza;
- Centrarse en los objetivos de forma segura y organizada;
- Obtener una base confiable para la toma de decisiones.
¿Y cómo aplicar la Gestión de Riesgos en la empresa?
Hablar de gestión puede incluso parecer complejo, pero cuando se trata de riesgos, con sólo cinco pasos es posible hacer más segura y asertiva la rutina de la empresa.
1 – Identificar los riesgos
Para desarrollar un plan de acción, es necesario conocer las debilidades y vulnerabilidades del negocio. Entonces, el punto de partida para aplicar la Gestión de Riesgos es definir los riesgos y detallarlos.
En esta etapa es importante saber si la empresa se encuentra en una fase de crecimiento, expansión o consolidación.
2 – Análisis cuantitativo y cualitativo
Habiendo identificado los riesgos, es importante invertir en un análisis cualitativo y cuantitativo. Ambos con el objetivo de identificar cómo los problemas planteados en el primer punto pueden comprometer y afectar a cada sector.
En el análisis cualitativo es importante escuchar a los gestores sobre las actividades realizadas en los sectores, es decir, los relatos de las experiencias y vivencias de los procesos. En la encuesta cuantitativa, el enfoque es recopilar datos y números para comprender el escenario y qué impactos pueden cambiarlo.
3 – Evaluar/Valorar
Este paso sirve para clasificar los riesgos, según su orden de importancia y prioridad. Aquellos que son más impactantes o que probablemente sucedan deben recibir la mayor atención y cuidado por parte del equipo.
4 – Tratar/Planificar respuestas a los riesgos
Después de definir el orden de prioridad, es necesario planificar respuestas y acciones si se detecta alguna amenaza. Asimismo, se debe observar cuándo el cambio de comportamiento puede ser una oportunidad, y luego aprovecharla.
Este es el momento de construir acciones preventivas y planes de contingencia, así como estrategias de mitigación de riesgos.
5 – Supervisar
Por último, pero no menos importante, monitoree constantemente los procesos. Con los datos obtenidos en este paso, es posible visualizar cómo está funcionando el plan de contención y cómo se reenvían las oportunidades.
Es a través del monitoreo que la gerencia puede anticipar los problemas y, en consecuencia, solucionarlos a tiempo.
Analítica, seguridad y control
Para que pueda realizar estos trámites de manera segura y obtener datos seguros sobre el comportamiento de la empresa, una buena apuesta es el Administrador de Riesgos SA. Con el módulo SA Suite, su organización podrá definir prácticas de control para mitigar los riesgos de los procesos y controlar sus niveles a través de auditorías y planes de contingencia.
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