Probablemente ya has oído hablar del Canal de Suez, pero en caso de que no lo hayas hecho, vamos a hacer una introducción para que estemos en la misma página.
El Canal es la principal ruta comercial marítima del mundo, situada en Egipto, en la península del Sinaí y en la confluencia entre África y Asia, además de estar muy cerca de la costa de Europa. Es tan importante que el petróleo, por ejemplo, es uno de los principales productos transportados por esta vía.
Esta ruta artificial fue construida en 10 años, siendo inaugurada en 1869. Contó con el apoyo financiero del Reino Unido y con el apoyo técnico de Francia, entre otros países. Sin embargo, terminó siendo nacionalizada por Egipto en 1956.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con la Gestión de Riesgos?
Como ya mencionamos, el Canal de Suez es la principal ruta de comercialización en el mundo. Antes de su existencia, los barcos que necesitaban pasar entre el Mar Mediterráneo y el Océano Índico tenían que rodear todo el continente africano, bordeando el Cabo de Buena Esperanza, que se encuentra en el extremo sur de África.
El trayecto hasta Londres, por ejemplo, era de 19,950 km. Con el Canal, esta distancia se redujo a 11,670 km. En él transitan, en promedio, 50 barcos por día.
Dada su importancia estratégica para la logística y la economía mundial, es necesario mapear los riesgos de forma detallada y actuar en su mitigación de manera activa.
¿Y si el Canal de Suez se bloqueara?
En 1922, la Guerra de Suez casi hizo que esto se convirtiera en realidad y, como consecuencia, quitara el sueño a muchas personas en todo el mundo. Al fin y al cabo, esta parada tendría un gran impacto en la economía global. Sin embargo, muchos años más tarde, el hecho terminó ocurriendo y ni siquiera fue por guerras.
En marzo de 2021, un buque de carga quedó encallado, bloqueando totalmente el canal durante 4 días. El resultado fue un congestionamiento de embarcaciones que, según estimaciones, fue de al menos 200 barcos.
También se percibieron otros impactos, como el aumento de los costos de los fletes marítimos, mercancías esperando en los puertos por falta de barcos, cambios de rutas a más largas, paradas en fábricas por falta de materia prima, pérdida de ventas, entre muchos otros.
No todos los riesgos pueden ser evitados
Una estrategia de Gestión de Riesgos completa, implica un trabajo preventivo para anticipar posibles situaciones y también actúa de manera prescriptiva, estimulando un comportamiento dinámico para responder de forma más ágil en caso de que el riesgo se materialice.
Sin embargo, es necesario considerar que no siempre será posible mitigar los riesgos o eliminar completamente sus fuentes de amenaza. A veces es necesario aceptarlo, identificar cuál es su probabilidad de volverse real y saber qué hacer, para que los riesgos no generen consecuencias muy negativas, como lo que ocurrió en nuestro ejemplo.
Recuerda también que aceptar un riesgo no es sinónimo de fracaso, sino una estrategia sabia para disminuir sus impactos en tu negocio.
Actualmente existen innumerables herramientas que pueden contribuir a este análisis, entre ellas destacamos algunas:
– Análisis BIA: es una herramienta muy eficiente para identificar y evaluar los efectos de interrupciones en los negocios, pues ayuda en la definición de metas y estrategias de recuperación de contingencia.
Su enfoque es mitigar las pérdidas y restaurar la normalidad lo antes posible, permitiendo a los gestores determinar y evaluar los potenciales efectos que una supuesta interrupción pueda causar a las actividades críticas de la organización.
– Matriz SWOT: tiene como objetivo listar las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas del negocio. Permite un análisis interno y externo, identificando también oportunidades y amenazas ofrecidas por el entorno.
Cuando se asocia a la Gestión de Riesgos, se vuelve más completa y permite una fácil identificación de lo que necesita mantenerse o mejorarse para mitigar errores o evitar desperdicios.
– Diagrama de Ishikawa: la herramienta toma en cuenta los 6Ms involucrados en el proceso productivo de una empresa: material, método, medida, máquina, medio ambiente y mano de obra. En cada uno de estos factores se identifican causas probables para un determinado riesgo.
Es necesario buscar la causa y no una justificación para el riesgo, de lo contrario no lo conocerás profundamente ni tendrás una noción real de sus impactos.
Y luego, ¿qué hacer?
Nunca esperamos que un riesgo se convierta en realidad, pero necesitamos estar preparados para ello. De la misma manera, no esperamos que un riesgo se repita, pero si sucedió una vez, puede volver a ocurrir con causas diferentes.
Entonces, después de la Gestión de Crisis y la reanudación de las actividades de la empresa, es hora de evaluar todo lo que sucedió, sus respuestas y acciones ante ello. Aprender también es una forma muy efectiva de gestionar los riesgos de tu empresa.
Revisa tu plan de contingencia y actualiza lo que sea necesario. Considera que en él debe constar la identificación del riesgo, qué estructura organizativa se utilizará para responder, los procedimientos de activación necesarios para su inicio, qué recursos serán imprescindibles, acciones de respuesta, entre otros aspectos fundamentales.
Además, contar con un software de Gestión de Riesgos puede facilitar y optimizar el proceso. Interact, por ejemplo, ofrece el módulo SA Risk Manager, dentro de la Suite SA Interact. Esto permite identificar, analizar y auditar las prácticas de control, con el objetivo de evitar la materialización de riesgos estratégicos, de procesos, de proyectos, financieros, ambientales, legales, entre muchos otros.
La solución también cuenta con aplicaciones para optimizar la gestión como la Evaluación y Revisión de Riesgos, Monitoreo y Alertas, Mitigación de Riesgos, Mapa de Riesgos, Acciones de Riesgos, Ocurrencias y No Conformidades, y Reportes y Análisis.
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Autora:
Bianca Wermann
Periodista, Analista de Comunicación y Marketing de Interact Solutions.